Es preferible la ignorancia que el saber a medias y también es recomendable saber cuando callar. Parece que la sociedad se ha sumergido en algo que los propios miembros de ella desconocen, no tanto por no querer saberlo (es decir por no tener la sana intención de asimilarlo).
Parece ser que ya nadie quiere aprender por ser una tarea casi ejemplar y siendo así ejemplar es llevada a cabo por pocos, y para poder aprender lo que primero y lo único que necesitamos es estar en interrogante constante y dudando sobre todo y cada una de las cosas tangibles y no tangibles. El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona. (Aristóteles).
Afirmamos desde nuestro punto de vista que saber leyes no es saber derecho (para los que quieren informarse más sobre esto existe un BLOG argentino con este nombre), y así también como señala Alfredo Bullard Gonzales cuando dice que conocer las reglas no es tan importante como saber manipularlas, de la misma forma sabemos que para que un sistema jurídico sea confiable debemos de estar atentos a nuestra realidad de lo contrario estaríamos dentro de lo ya bastante usado; lo que suelen denominarse leyes absurdas. Lo que creíamos saber cuando se decía que todo era posible, tras un análisis breve se vuelve ineficaz porque no tiene razón de ser ni motivos de existencia en torno a la realidad social y al entorno del derecho.
Siendo así, para querer aprender cada día algo tan dinámico como es la ciencia del Derecho se debe de tener algo más que métodos de estudio; a ello hago mención porque en un F.A.Q (frequently asked questions - preguntas frecuentes) de un foro para futuros estudiantes o estudiantes de primeros niveles de la carrera de Derecho, si mal no recuerdo, y si la memoria todavía me sirve a estas alturas; señala un profesor argentino que se necesitan esencialmente dos cosas las cuales señalaba como el método y el espacio. Ambos constituyen ciertamente formas de aprendizaje para los ojos de unos o también puede constituir formas de mejorar el aprendizaje para los ojos de otros lectores más hábiles en las destrezas del estudio; sin embargo no solo se necesita de eso, debe de existir algo más, algo que marque la diferencia un cuasi impulso que venga del ser.
Ese impulso no es la simple vocación, que se tenga presente eso, ese impulso viene reflejado por las ganas de querer aprender y aprehender cosas que prevalecen en la ciencia del derecho, no aprender cosas absurdas y banales. Dejando de lado cosas que no guardan relación con el objeto del Derecho podremos ser testigos de que todo será mejor y de que todo será venturoso en nuestro desarrollo como seres humanos y seres sociales que es lo que verdaderamente importa.
(*) PUBLICADO COMO OPINION EN EL DIARIO LOS ANDES EN FECHA 29 DE JULIO DEL 2010.
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