domingo, 30 de octubre de 2011

CONVOCATORIA DE FUTUROS ABOGADOS LATINOAMERICANOS

Se recibirán artículos hasta el 15/12/11. Todos los artículos deben cumplir con los requisitos de publicación (están en www.futurosabogados.com). Los interesados deben enviar un email a "futurosabogados@live.com" con la siguiente información: nombre completo, país, tema, e-mail de contacto. TEMAS: - Libertad de expresión y Medios de Comunicación. - Difusión de juicios penales a través de los medios de comunicación. Publicidad de los juicios penales. - Amparo y Derecho a la Vivienda. - Reparación por parte del Estado por condenas de la Justicia Interamericana de Derechos Humanos - Investigación: Sección libre para artículos de investigación. Saludos cordiales. Andrés M. Dubinski. Director de FAL.

sábado, 8 de octubre de 2011

Tres prácticas estúpidas en la docencia del derecho - Publicado por Tomás Marino*

Tres de las más estúpidas prácticas con las que seguramente un alumno de derecho se va a topar. Queda debidamente notificado: 1) El profesor que dice que "yo más de X nota, no pongo". Es un idiota. Podríamos buscar alguna suerte de tesis pedagógica a la que este tipo de gente sigue o adhiere. Pero no. Es arbitrariedad y pedantería. El debate será, en el mejor de los casos, estrictamente freudiano. Algunas variantes aun más patéticas son aquellos abogados que dan clase que agregan la tabla de adjudicación de las notas a las que los alumnos no pueden acceder, y usan fórmulas de la calaña de "el 9 se lo pongo a X (un jurista que el idiota admira), y el 10 se lo reservo a Dios" (o cualquier otra entidad en la que el idiota cree). El criterio es estúpido, y los que incurren en este tipo de “asignaciones de notas reservadas para deidades o juristas” (con quien seguramente el abogado que da clase tiene alguna suerte de enfermiza debilidad), son deleznables. Las notas, si van del cero al diez, se ponen del cero al diez. Si merece un uno, pues se pone. Y si merece un diez, también se pone. Las notas forman promedios; los promedios motivan distinciones, facilitan accesos a becas, concursos. No son poca cosa como para que un arbitrario decida que ciertas calificaciones son inaccesibles. Un ocho no es un ocho sobre diez si el alumno no tuvo, ex ante, posibilidad alguna de sacarse un diez. La pauta es un sinsentido en sí misma; es una modificación de la escala de evaluación hecha en forma encubierta, cobarde, de facto y —para peor— in malam partem. La "inaccesibilidad" de ciertas notas es una muestra, por lo general, de características personales del abogado que da clase y que tienen que ver con su personalidad. En muchos casos lo he visto en narcisistas extremos (de esos que el 80% de sus ideas son anecdotarios aburridos que arrancan con un “yo”), egocéntricos pesados y de esos que quieren asegurar su pequeño rinconcito de poder y satisfacción personal, que se logra sólo a través de injustas pautas de evaluación y aplanamiento de alumnos a través de calificaciones harto injustas. Los que intentan depurar sus psico-issues en el aula a través de estas pequeñas grandes muestras de arbitrariedad, en definitiva, son la peor especie. 2) El abogado moralero. Te presumo vago. De todos los abogados que dan clase, uno de los que más me molesta, son los predicadores de moral que se valen de la presunción de la inmoralidad ajena. A no confundir: compartir y reconocer ciertos valores por parte de quien da clase no está mal. Por el contrario, es muy loable (v.gr. un profesor que pide a sus alumnos que aprovechen la educación pública, que se esfuercen, que otorga valor a la profesión, que intenta que los alumnos se comprometan con tal o cual disciplina, etc.). Con eso, todo bien. Es más, es muchas veces fuente de reflexión y pilas para que el alumno se comprometa. Distinto es el repugnante atacador moral. El atacador moral es una persona que parte de la base de que el alumnado que lo escucha —aun siendo la primera clase, o encuentro— es bruto, torpe, no lee, no estudia, no hace nada, etc. No solo lo piensa; el problema es que goza de decirlo a viva voz. Muchos abogados que dan clase inician sus cursos no solo aclarando (como siempre) que su materia es la más importante de toda la carrera, sino también diciendo que requiere de toda una serie de capacidades que los alumnos no tienen y que si no se las arreglan para obtenerlas, van a desaprobar. Son presunciones iure et de iure. Tira frases de la talla de “no puede ser que no lean, que no estudien, que no busquen bibliografía, que falten a las clases”, o “en mi época .. (acá hace alguna suerte de alusión a una forma de estudiar pasada, épica, comprometida, rimbombante) y hoy día... (insértese aquí una acusación de que el alumnado es vago y desaprendido). entre otras cosas que conforman una diatriba tanto insoportable como injusta. Este tipo de abogado que da clase no repara en dos cosas. La primera es que su tarea es motivar a los alumnos, por lo que si su técnica pedagógica finca en presumir ex ante la estupidez e incultura ajena (tesis bastante criticable por cierto) lo peor que puede hacer es remarcársela a sus pupilos con indignación y hastío. Probablemente ha aportado un grano más a la mediocridad que con tanta gana viene a criticar en el prójimo; y toda esa basura que le achaca al alumno, bien podría éste último predicarla de las aptitudes docentes del papanatas que tiene enfrente y viene —sin conocerlo ni evaluarlo— a decirle una serie de críticas injustificadas y gratuitas sin conocerlos ni tener marco de referencia empírica alguna. Muchísimas veces pensé frente a estos mensos: «¿qué sabe si no leo los diarios? ¿por qué me dice que no estudio? ¿quién mandó a este tipo a decir que uso resúmenes truchos que giran por la facultad?, cuando todo eso es falso». Además, y en segundo lugar, el abogado que da clase, goza de hacer esas críticas porque presupone tácitamente que todas aquellas aptitudes y compromisos que le endilga en carencia al alumnado injustamente, él sí las tiene. Él si lee el diario todos los días, se informa, va la biblioteca, estudia, se mantiene actualizado, y no comete —en fin— todas aquellas cosas que recrimina en falta a los demás. El alumno no es tonto, y esto pasa aun más en ciudades más pequeñas. El alumno muchas veces ya trabaja en el poder judicial o en la práctica foral; conoce la forma de trabajar del abogado que da clase; conoce sus escritos y conoce su desempeño profesional. Muchas veces opuesto a lo que luego predica en clase. Nunca supe qué es lo que los motiva a hacer semejante papelón. Si ve que el público que le tocó en su curso viene escaso de esfuerzos y eso se materializó en los trabajos, los exámenes, y otras variables (es decir, pudo observar y no necesariamente presumir los déficits), la idea es hacer devoluciones, marcar puntos débiles y dar herramientas de estudio. Habrá quienes no las aprovechen, sin duda, y vayan por la vía del poco esfuerzo. Pero la idea es ayudar a superar problemas y no presumirlos y darlos como un presupuesto de trabajo que él no va a poder solucionar, todo lo cual da forma a una suerte de determinismo de la incultura. Incluso alguna vez tuve que bancarme que un abogado que da clase en la primera reunión de un curso haga una suerte de "examen sorpresa" de cultura general con preguntas tontas de todo color, al solo fin de regodearse al encuentro siguiente de lo "mal de la educación argentina" y la "falta de conocimiento general" que poseían los alumnos. Es decir, no solo impartía una moral de la cultura muy anticuada (la cultura como sinónimo de conocimientos pedorros al estilo de los datos de un Carrera de Mente, librito “Cambalache”), sino que hizo un pequeño "estudio de campo" con su propio alumnado, sometiéndolo a una serie de preguntas bobas (al estilo de "nombre los premio Nobel de la argentina") y que —oh casualidad— coincidían con conocimientos básicos que el abogado que daba la clase sí tenía. Nótese lo repugnante: presume a quien tiene enfrente que es “inculto” (insisto, conforme su particular concepción de cultura), y lo somete a pruebas para que el alumno caiga en el error, lo evidencie, y —en parte— se sienta humillado frente a la frustración de no poder responder el “datito cultural” que el abogado que da clase cree valioso saber. Esta gente es capaz de ir a un curso de alfabetización y para probar “lo grave que es no saber leer y escribir”, le pide al de la primera fila que lea a viva voz un párrafo de un poema de Borges. Es raro que no pudimos nosotros, los alumnos, repreguntarle sobre otras cosas que a nuestro entender también forman parte de la cultura general y hacerle una devolución sobre —imaginemos con igual injusticia— “lo patético que es la vejez argentina” que poco sabe de, por decir algo, cine francés, deportes extremos, la ópera en italia, la gastronomía, todos los integrantes del Segundo Triunvirato o cuántos artículos del Código Civil de Vélez fueron copiados del Esbozo de Freitas. En fin. No hay que tratar presumir estúpidos o vagos a los alumnos ni bajarles una línea moral inútil al solo fin de inflarse falsa y económicamente el ego. Esa energía debe canalizarse en las clases, en las respuestas dadas a las consultas, en los materiales que se brindan, y en las devoluciones detalladas de los exámenes y trabajos prácticos. Allí sí se aprende. 3) El irrespetuoso en el examen oral. «Usted siga hablando» me dijo uno en un oral mientras atendía el NexTel y —a la vez le pedía al bedel que le traiga un café. «Espero a que termine con el teléfono, no tengo apuro» respondí. Y por cierto, tardó bastante en cortar (o lo que sea que hagan los que usan ese aparato cuando terminan de hablar). No sé si usan el cambio y fuera o qué se yo. A veces los abogados que dan clase, se potencian cuando se transforman en abogados que toman examen. Es como la versión supersaiyajin del abogado que da clase. Pueden tener estas creativas formas de faltar el respeto (como el caso del teléfono) o bien atacar al alumno con preguntas agresivas o punzantes. Una vez fui a presenciar una mesa libre de una materia que tenía pensado rendirla de esa forma y recuerdo que cada respuesta que iniciaba el alumno el profesor meneaba la cabeza como diciendo un “no, no.” y se refregaba el pelo con sus manos al estilo de “quién me manda a escuchar a este pibe”. Frente a esa reacción ante cada frase que iniciaba, el alumno no tenía chances de repuntar o mejorar su performance sino solo lo contrario: ponerse más nervioso y seguir hundiéndose en una respuesta ininteligible y errada. Recuerdo que la adjunta que estaba presenciando intentaba darle ánimo y tranquilizar al alumno para encausar su discurso, mientras el otro botarate hacía el “show de la indignación” al estilo dígalo con mímica. Finalmente —y para mi desgracia— no la rendí libre y cursé curiosamente con ese mismo profesor que había observado en la mesa libre. Sus clases eran, cuanto menos, una depresión. Grandes siestas he dormido con él. De eso sí le estoy agradecido.

domingo, 26 de junio de 2011

Como Conseguir Becas Para Estudiar En El Exterior

Sin duda alguna, el sueño que muchas personas comparten en el mundo es poder estudiar su carrera profesional o realizarestudios de posgrado sin mayor costo y esto se puede lograr llegando a obtener unabeca universitaria que les permita realizarestudios en el extranjero y de esta manera poder obtener una mejor educación a bajo costo. Sin embargo, pese a ello, materializar esta idea no resulta tan fácil, se necesita dedicación, esfuerzo y buscar en el lugar indicado para poder obtener una de estas ansiadas becas universitarias. Muchos de nosotros no sabemos por donde comenzar en la búsqueda de estas ayudas incluso ni siquiera sabemos como funcionan, para esto si se te llega a complicar la vida con este tema, te voy a dar algunos consejos sencillos que deberías tomar en cuenta a la hora de iniciar tu búsqueda hacia el becado internacional.

Primero debes pensar en el tipo de beca que deseas obtener para beneficiarte de ella ya que existen muchos tipos como pueden ser: ayudas económicas destinadas a cubrir completa o parcialmente los gastos de estudio, becas universitarias para cursos en universidades extranjeras, becas para programas de prácticas profesionales, becas paracursos de idiomas entre otros. Luego de decidir la beca que deseas, debes leer atentamente los requisitos específicos y documentos necesarios para la postulación y prepararlos.

Luego de tener esto claro debes conseguir información sobre las universidades que te interesen.
La mayoría de las universidades tienen información en la web. Un buen sitio para empezar tu búsqueda es la lista de universidades de www.yahoo.com. Otros lugares en donde puedes encontrar información son bibliotecas y embajadas. También puedes contactar los departamentos en las respectivas universidades sobre las cuales necesites más información. La mayoría te puede enviar más información sobre profesores, investigación, laboratorios, programas de estudio, requisitos de ingreso, precios y solicitud de ingreso gratis, por correo electrónico.

Fíjate bien en los requisitos que piden para cada beca universitaria: edad, ingresos familiares, nivel de idiomas, etc. Si no reúnes los requisitos será muy complicado que te concedan cualquier beca. Rellena una solicitud para comprobar que eres apto para la beca, hay que tomar todo esto con la mayor seriedad posible, las solicitudes que se deben llenar son el reflejo de la persona que está pidiendo la beca, completa todos estos datos con la mayor honestidad, evitando cualquier clase de error. En caso de una visita a domicilio, hay que mantenerse bien preparados ante cualquier pregunta, preparar respuestas con tiempo de anticipación es una buena opción.

Una vez cumplimentada esta solicitud recibirás en la dirección de e-mail que hayas proporcionado en tus datos personales un documento con toda la información que tendrás que imprimir para presentar posteriormente.

Para no pasarte de los plazos en un calendario mira con frecuencia y señala las fechas establecidas para solicitar las becas así como la forma de entrega de las mismas o ponte una nota de aviso en el móvil unos días antes para no olvidarlo.

Acerca de la cuantía destinada para la beca normalmente se aprueban estas ayudas dependiendo del empleo y de la renta familiar y, aunque algunas veces no se te conceda todo el importe del curso, sí puede darte una gran parte para transporte, comida o libros , incluso una ayuda en el valor de la matrícula del curso.

Luego de tener clara la beca a la cual deseas aspirar y de los requisitos y beneficios que vas a obtener es esencial que reúnas todos los documentos necesarios y hagas siempre una fotocopia de cada uno de ellos además del original. En muchas ocasiones la fotocopia ha de ser compulsada o autenticada (aquella en la que, en el lugar donde presentas los documentos te la sellan al comprobarlo con los originales).

Antes de presentar toda la documentación, revísala varias veces para comprobar que todo esté correcto y que no te olvidas de nada. Consigue las firmas y los sellos que sean necesarios en los documentos y prepara con todo una carpeta organizada, verificada para que al momento de entregarla no tengas ningún problema porque falte algún documento, firma o sello.

Por último tras la entrega de la solicitud con los documentos solicitados, debes esperar a que el organismo encargado de ello revise la documentación. Si existe algún problema, lo habitual es que te avisen y te den un plazo extra. Suele tardar unos meses y las fechas de resolución son ya públicas en muchos casos en el momento de solicitar la beca.

Una vez pasado este tiempo, consulta los listados de adjudicación de las becas y si eres uno de los afortunados te informarán si tienes que presentar más documentación, qué plazos de entrega tienes y cuándo tienes que tomar posesión de la beca.

Además de todos los pasos a seguir listados anteriormente también es muy buena opción aprender el idioma del país al cual estas aplicando para la beca (en caso que sea un idioma diferente al tuyo) esto da algunos puntos extra.

Aquí hay unas direcciones útiles en donde vas a encontrar varias opciones de becas:

http:// www.fulbright.edu.co
http:// www.colciencias.gov.co
http:// www.icetex.gov.co
http:// www.colfuturo.org
http://www.programalban.org/index.jsp
http://www.daad.de
http://www.rockfound.org
http://www.fundacioncarolina.es

También en http://www.altillo.com encontrarás una base de datos organizada por países de diferentes instituciones que otorgan becas.

Adicional a la información que te acabo de brindar puedes conseguir contactos que estén estudiando en el extranjero, una buena forma es inscribiéndote a listas como conacyt-l en donde muchos becarios, exbecarios y futuros becarios con gusto pueden contestar varias de tus preguntas. Nada como la información de primera mano sobre los pasos que hay que seguir, lo que debes o no debes hacer y qué es importante considerar en la selección de universidad.

Te deseo mucha suerte en tu búsqueda de una beca para estudiar en el extranjero y espero que los trucos que di te sirvan en el futuro.


ENCUENTRALO EN http://trucosparaestudiantesuniversitarios.blogspot.com/2011/03/como-conseguir-becas-para-estudiar-en.html

viernes, 27 de mayo de 2011

"Gobernar para el Pueblo, pero sin la Intervención del Pueblo" ¿Qué conlleva el vivir en un Estado de Derecho?






A la frase de Catalina I de Rusia, quien fuera Zarina en los años de 1725 a 1727; nos atiene la causa de asegurar que un Estado de Derecho, en su sentido lato, conviene en varias reflexiones. Reflexiones tanto doctrinarias  como filosóficas.


Una idea primigenia de lo que importa vivir y coexistir en un Estado de Derecho esta determinada por el orden jurídico, el mismo que irrogamos en todo nuestro comportamiento social y secular. Ya que, lo que se trata de aseverar es que con un Estado de Derecho se mantiene el orden de las cosas, y tener en claro las reglas y procedimientos con que se desenvuelve un estado, un grupo de personas, un territorio.

Dicho orden jurídico, determinado por la Constitución y Normas Supranacionales correspondientes es usada para mantener las fuentes de poder de un derecho vigente; al encontrar sustento en sus normas y sus leyes.

Teniendo en cuenta que el Estado de Derecho, esta compuesto por Estado y por Derecho; debemos tener en consideración, que la diferencia con un Estado Constitucional  esta inclinada en su especie. Siendo que el Estado de Derecho es el todo, y un estado con mayores luces humanas y de raigambre constitucional es un Estado Constitucional; además de ello, se debe de señalar que las características del Estado de Derecho han permitido definir el sistema constitucional de la actualidad.

Al vivir en un Estado de Derecho y existir dentro del mismo, nos sujetamos a sus regulaciones, a sus procedimientos, y a sus maneras en los procesos; en la medida de lo posible. Dado que siempre existiría un abuso o acto no legitimo,  el mismo que se podrá resolver de manera conciliada o judicializada; según se den sus circunstancias.

Como ya se ha dicho y escrito antes, dentro de la normatividad y leyes que contiene la constitución y las normas supranacionales, se identifica a la libertad como el derecho fundamental con más trascendencia; ya que de su conservación depende el ejercicio de los restantes.  Derecho fundamental, la libertad, que dentro de un Estado de Derecho, se ve limitada por la conciencia, la justicia y el ordenamiento jurídico vigente. Debemos de tener a cuenta, que el Estado de Derecho se desarrolla en la época del liberalismo; siendo su surgimiento, una respuesta a un Estado absolutista, lleno de abusos e impregnado de irresponsabilidades.

 En el Perú, la Ley y por sobre todo el Orden, deberían de primar ante cualquier situación; ya que hasta las convulsiones se sujetan a un Estado de Derecho. A fin de cuentas, la paz social se logra con orden, armonía y con justicia. 





viernes, 29 de abril de 2011

Periodismo reducido al oficio de prostitución

::Víctor Ortega Vargas

En nuestra región el periodismo ha sido mancillado de las formas más perversas. Se ha convertido por en los últimos años en la vedette de tanga roja y senos grandes, en la prostituta preferida por los parroquianos de saco y corbata apoltronados en las cimas del poder.

El periodismo ha sido usado de la forma más vil por aquellos viejos coyotes cuyo único fin fue saciar su hambre pútrida dejando tirada a un costado a la profesión que Pulitzer adoraba con toda su vida.

Los viejos periodistas se han rendido genufléxos, cobardes y poco valientes ante el miembro erecto del poder, cuya felación alimentó su vicio y su dependencia el uno del otro. No existe corrupción en el mundo, sino existe antes alguien a quien corromper y en ese orden se encuentran inmersos los viejos zorros del periodismo.

Ese periodismo vetusto, descolorido por el tiempo, percudido por las viejas teorías, agazapado bajo el prejuicio de la vieja escuela. Desconocen que hoy el periodismo es mucho más que cuatro palabras bien dichas, que un comentario medianamente inteligente y que una pregunta tonta.

El periodismo se alimenta hoy en día, que vivimos en un mundo globalizado, de opiniones diversas, he ahí el éxito de los programas virtuales, de las páginas web de los diarios internacionales y de la participación que promueven los mejores canales de televisión en el mundo.

Sin ir muy lejos el gigante periodístico liderado por el Grupo Comercio, pretendió usar su línea editorial dela manera más oscura, vil y siniestra, servir a los intereses de un grupo político, algo muy común y apreciado en los canales de televisión y radios que  por doquier existen en nuestras principales ciudades.

El periodismo ejercido con independencia, sin medias tintas, y sobre todo con una apertura real, se debe a la verdadera búsqueda de la información. Algo que jamás podrán entender las mentes retrogradas de aquellos periodistas que se han formado lejos de la verdadera pasión que implica el periodismo, que es la entera búsqueda de la verdad.

El médico y el abogado, al igual que el maestro hacen de su profesión una vida dedicada y apasionada por el cuidado de la salud, el primero, el estudio de las leyes, el segundo, y la pasión por desprenderse de todo con el fin de que el otro aprenda mucho mejor, el tercero.

El periodismo es similar a cualquiera de estas profesiones. Para ello uno necesita de locura, pasión  y mucha paciencia por ejercerla, pero qué podemos esperar de los periodistas o aquellos lobos esteparios que dicen serlo que primero busca su interés personal y mellan el honor del otro sin importarle nada. Una vez más estos sujetos  apelan a eso: el fin justifica los medios.

Se venden al mejor postor, se sientan en el muslo de quien tiene la billetera más gorda, se pegan a quien financia sus bajas pasiones, hablan dicen y escriben lo que un tercero les pide que hagan, esos señores no merecen ser llamados periodistas, más bien golfas, cuyo lupanar tienen a bien llamar periodismo, toda una pena y una vergüenza.

Quienes hemos sido formados y forjados bajo la premisa de la verdad ante todo y de la imparcialidad y que hemos comulgado con que la ética es el principal arma perfecta para equilibrar las pasiones humanas, tenemos la obligación moral de denunciar la mala praxis de nuestra profesión.

Los viejos atenienses practicaban en aquel entonces el ostracismo, método de destierro deberíamos traer ahora a nuestra realidad para alejar finalmente a todos aquellos que usan la profesión para servirse asi mismos.            

viernes, 7 de enero de 2011

sábado, 1 de enero de 2011

RECOMENDABLE - MUY INTERESANTE


Uno de lo últimos días del año pasado (2010), y revisando la lista interminable de blogs sobre temas jurídicos que inundan mi tiempo y que despiertan mis ideas, logre dar con el siguiente blog :
  

el cual, en su post titulado CARTA ABIERTA A UN PROFESOR retrata y desnuda la mente de estudiante promedio de latinoamerica; por ello resulta recomendable y muy interesante el solo hecho de poder copiar y subir lo siguiente en mi Blog. 






Escribo estas lineas para terminar de sacarme las ganas de una protesta más formal, después de haber vivido una situación bastante violenta en la Facultad, hace unos días. No tengo intención de hacer leña de nadie, porque de eso se encargan, y muy bien, los foros y los pasillos. Si cuento mi caso puntual es más como excusa y porque sirve al ejemplo, que por otra cosa.

Lo particular

Mi problema de la semana (ya pasada, empecé a escribir esto el viernes 3!) fue con un docente con el que ya había tenido algunos roces a lo largo del curso.
Situación de final de curso, entrega de notas, cuatrimestre infinito, de cuatro materias, casi terminado. El profesor me entrega la nota del parcial, y me dice que tengo que rendir final. La costumbre indica que mis notas exceden, normalmente, lo que creo que merezco -en algunos lugares eso se llama autocrítica despiadada, en otros, ser un llorón (?)-, pero supongo que en este caso me corrigieron como corresponde. Triste, lo asumo, la verdad es que sabía que había hecho bastantes cosas mal. 

Pido el parcial para ver en qué me había equivocado, y me encuentro una sola pregunta corregida (bah, una oración subrayada) de las cinco que eran. Curiosamente, una pregunta en la que estaba seguro que no me había equivocado. El resto del parcial, inmaculado. ¿La nota? cinco menos.

Le consulto al profesor, y me explica de muy buena manera que yo había escrito exactamente lo contrario a la respuesta "buena". Acto seguido, me explica cual era esa respuesta. Por casualidad, era casi literalmente lo que yo había escrito. Le señalo al lado de lo que estaba subrayado, y le pido que lo revise, porque creo que de acuerdo a lo que me dice, la pregunta está bien respondida. Se indigna. Mal. Me espeta que como se me ocurre pedirle que lo revise (sic), que mi examen ya fue evaluado globalmente (?), y que esa es la calificación que me corresponde. La diferencia no era menor, un cinco era promoción, cinco menos, final. Y aún así ni siquiera lo volvió a leer.

No voy a ser un purista abstracto del saber: no me da lo mismo rendir un final que no rendirlo. Hay una diferencia grande entre terminar una semana antes o tener que dedicarla -en los papeles, la verdad es que estaba tan enojado que no agarré un apunte- a estudiar toda una materia. Sobre todo si los contenidos de la materia son inútiles, porque las preguntas apuntan a cosas en extremo puntuales. Cosas que se pueden encontrar en la ley el día que las necesite, y que para rendir, tendría que estudiar de memoria. Conceptos, poco y nada. Más grande es la diferencia si la materia es una obligatoria de la orientación, una que, si uno quiere el cartoncito, no se puede evitar. Y especialmente, si es la única comisión de esa obligatoria de la orientación que se dicta en horario no laborable (la otra, a las diez de la mañana, si no me equivoco).

Si quisiera aprender qué deducciones se puede hacer en cada impuesto, o cuales son todas las exenciones (ojo, taxativo y de memoria, nada de criterios generales), habría estudiado para ser contador. Ni eso, los contadores trabajan con las leyes. Lo peor es que estoy seguro de que si hoy levantara el teléfono y llamara a diez de mis compañeros, para hacerles las preguntas del parcial, ninguno podría contestar ninguna. Lo que aprendimos de memoria para rendir, se fue diez minutos después del parcial.

Volviendo, al profesor pareció darle lo mismo si la respuesta estaba bien o mal. Llegó incluso a decirme que si consideraba que merecía promocionar era porque sabía la materia, con lo cual, rendir el final no me cambiaba nada (?). 

Otra situación, mismo profesor, días atrás. Explicando un tributo en particular, nos dice que determinada interpretación viola el principio de legalidad (estamos en materia tributaria que, como la penal, veda la interpretación analógica), porque extiende el hecho imponible. Le pregunto donde está la definición que nos da -porque no la encuentro en la ley-, y me indica que viene de un dictamen de un órgano de la administración. Pregunto: "¿Cuál es el agravio a la legalidad, si no hay tipicidad legal? Se puede tener problemas de legalidad cuando la que define el instituto es la ley. Si la definición viene de la administración, ¿no la podría cambiar por una nueva y punto?". Me contesta que no, que si la cambiara estaría violando el principio de legalidad. Mi primera reacción es quedarme mirándolo, asombrado. No sé si se está burlando, no entiende la pregunta, o no sabe que contestar. Cuando atino a protestar, me interrumpe de mala manera, diciendo que tiene que seguir con la clase. 

Al día de hoy, no sé mi objeción tenía o no razón de ser. Tal vez estaba preguntando una estupidez, tal vez había una respuesta obvia y simple. No me la dieron.

Lo general

Me parece terrible -no hay otro adjetivo- que cualquier docente universitario se rehúse a rever la posición que sostiene, sea de la índole que sea (una idea propia, una explicación de algo ajeno, una nota de parcial). No voy a caer en el facilismo de "más en el caso de un docente de la Facultad de Derecho": para ser buen docente no es necesario saber derecho ni mucho menos. Es una cuestión de sentido común: las universidades existen para fomentar el pensamiento crítico, para desarrollar el conocimiento. Ese desarrollo no es vertical y descendente, la época en que los profesores venían al aula a transmitir su sabiduría velada, feneció hace largo tiempo. 

Cosas como la que conté hicieron que, este cuatrimestre, me planteara dos veces dejar la doble orientación, y seguir cursando sólo una (la otra, claro). Y eso es un problema, sobre todo teniendo en cuenta que en tributario no se abren los cursos por falta de gente.

Soy ayudante de dos materias de la Facultad desde hace no tanto tiempo (casi cuatro años en la que más, exactamente un cuatrimestre después de arrancar la carrera), recién estoy haciendo mis primeras armas en docencia. Creo, sin embargo, que tuve (y sigo teniendo) la suerte de aprender de los mejores.

Tuve la oportunidad de cursar con profesores brillantes. Tanto desde lo académico como desde lo pedagógico. Puedo decir sin miedo que los que más se destacaron fueron aquellos que, a pesar de sus décadas de docencia, de su interminable obra bibliográfica, de sus éxitos en el litigio, en la justicia, en la investigación, o en donde fuera, no le tienen miedo al verdadero rol del docente universitario. Los que entienden que el docente no sólo está para transmitir sus verdades reveladas, sino también para escuchar, atender, explicar, contestar, deconstruir, volver a empezar, revisar y reconstruir. Los que, con lo imponentes que resultan sus nombres, que conocimos como tapas de libro antes que como personas, no le tenían miedo al "la verdad, no sé responder su pregunta, se lo busco y lo hablamos la próxima" o al "no lo había pensado de esa manera, tal vez haya que darle alguna vuelta más al asunto, puede ser, eh?".

Por supuesto, también tuve, y en cantidad, de los otros. Los que inventan una explicación que no se sostiene, para salir del paso. Los que, ante la insatisfacción de la duda, y la insistencia del alumno, se ofuscan y tratan de evadir el tema. Los que son incapaces de aceptar que, a veces, lo que explican no tiene sentido lógico, jurídico, axiológico, o el que sea. Los que obvian hablar de los defectos de las teorías que explican, porque así es más fácil. Los que recitan, en vez de explicar, muchas veces porque no terminan de entender lo que están diciendo. 

El transcurso de la carrera me enseñó que es el profesor el que debe adaptarse a las necesidades del alumno, y nunca al revés. 

Las primeras materias de la carrera necesitan profesores dispuestos a explicar una y otra vez los conceptos más básicos. Que estén dispuestos a aceptar que -lamentablemente- no todos los alumnos traen el mismo nivel de formación, y que hay ciertas cosas que no pueden darse por sentadas. Que puedan moldear la cabeza de quien viene de una estructura férrea, distinta; de cumplir horarios, de rendir para aprobar. Y cambiarla, para dar paso a un esquema de pensamiento nuevo, donde lo que importa es la reflexión, la comprensión, la crítica, y no tanto la memoria, la calificación. Un esquema en el que el rey no es el orden, y aunque a veces es molesto, está bien que así sea: en la profesión las cosas no vienen servidas.

Los profesores de las materias "intermedias" son los que tienen que marcar el corte. Los que tienen que tener la firmeza suficiente para exigir que los alumnos conozcan los conceptos que se enseñaron en las materias anteriores. Los que tienen que trabajar sobre esa estructura de pensamiento universitaria, cortesía de sus colegas anteriores, y llenarla de contenido. El razonamiento jurídico ya tiene que estar, ahora toca aprender los elementos. Pero los elementos tienen que estar bien cuidados. No puede enseñarse cualquier cosa, el contenido tiene que ser útil, pertinente. Parece estúpido tener que aclararlo, pero hay profesores que no entienden que la forma en la que enseñan no sirve a nadie. ¿Qué finalidad puede tener que yo me acuerde el número de los artículos de memoria? Suena anacrónico, pero todavía hay en Derecho profesores que preguntan "a ver, cuénteme el art. 1 inc. 'd' de la ley de IVA" o "¿qué regula el art. 2618 del código civil?". Cuesta creer que no puedan entender que, cuando me siento en la oficina a trabajar un expediente tengo a mano el código, los libros, las bases de datos online, y un montón de gente con la que discutir, para recién después resolver. Y así va a ser siempre, en la justicia, en la profesión y en la actividad de investigación. Eso de que en derecho se estudia de memoria es un engaño. Bah, en realidad no. Lamentablemente, estudiando de memoria también se puede ser abogado. Y eso es un defecto grave de la Facultad, un defecto de los docentes.

Los profesores de las últimas materias son los que tienen la tarea más complicada, pero la que a mi juicio es la más gratificante. Cuando uno empieza a cursar las materias de la que va a ser su especialización, debería tener la capacidad y el conocimiento suficiente para poder razonar jurídicamente cualquier problema que se le presente, de cualquier materia. No digo que tendría que poder resolverlo, pero al menos, debería saber dónde buscar la respuesta, para empezar a trabajarla. Soy de la idea -tal vez soberbia y equivocada- de que cualquier estudiante con el CPC completo, una computadora con internet, una biblioteca y tiempo suficiente, debería poder resolver prácticamente cualquier caso. La cuestión es que son los profesores del final de la carrera los que tienen que proponer esos problemas. Señalar las inconsistencias de las normas con la realidad, los conflictos entre las posiciones de los doctrinarios, la jurisprudencia contradictoria. Proponer preguntas y respuestas, aceptar otras, discutir, motivar y trabajar sobre los temas. Hacer entender a los alumnos que el derecho es política, les guste o no. Que la aplicación mecánica de las normas no conduce casi nunca a ningún lado. Que las normas cambian, diez minutos después de que uno las estudia.

Eso es lo más importante. Y eso es lo más difícil de encontrar en la facultad. Ojo, nobleza obliga: hay. Tal vez no en todas las materias, pero hay. Si uno busca con ganas, al menos en derecho, puede encontrar Profesores, con mayúscula.

Para terminar, y ya que estoy en plan crítica, voy a agregar una cosa más, que poco tiene que ver con lo anterior, pero ya que estamos...

Me parece elemental que los profesores conozcan la estructura de la carrera. No pueden mantener sus cursos estáticos en el tiempo, inmunes a los cambios en el plan de estudios, sin saber qué materias vienen antes, ni cuales después de la propia, que materias se dictan y cuales no. La formación del estudiante tiene que ser integral, no fragmentada. Es cierto que a veces el plan no ayuda (¿es necesario estudiar tanto derecho privado? ¿o será acaso que no quieren que la gente aprenda qué es el presupuesto, la deuda pública, los contratos administrativos?), pero si no se puede lograr reformarlo, hay que adaptar los programas de la materia. Tanto para evitar dejar huecos, como para no perder el tiempo en cosas que ya fueron estudiadas. Hay materias que están repetidas, lisa y llanamente. Y siendo que el tiempo es un bien escaso, y que realmente hay una cantidad grande de contenidos importantes que en la facultad no se estudian, creo que la repetición debería ser uno de los pecados más castigados.

A esta altura, imagino que ya nadie está leyendo, la verdad, hasta yo me agoté. Si sirvió para tocar el corazón docente, aunque sea de algún ayudante, en algún pago lejano, ya me quedo contento.