viernes, 2 de julio de 2010

PENSAR NO CUESTA NADA (*)

Sobre la libertad de expresión como base de los derechos y las libertades democráticas




La consigna que a veces puede ser usada como insignia de lo temporal y circunstancial de la vida se ve reflejado en todo lo que podamos hacer en nuestro existir.

Tales actos del destino son consecuencia de todo aquello que nunca hemos descartado, aquello que siempre hemos pensando que seria posible y, sobre todo aquello que nunca hemos podido dejar de lado en nuestros pensamientos.

Lo que nunca dejamos atrás, lo que nunca dejamos en el olvido, lo que nunca hemos arrastrado como una carga. Siempre hemos tenido la gracia de poder pensar lo que queramos; así no sea algo justo, así sea algo impropio y hasta a veces nada ordinario.

Podemos aceptar las contradicciones desde todos los flancos, podemos también advertir que no todo lo que digamos es bien recibido; y de ser lo contrario , es decir bien recibido, no tendría nada de malo debido a que los pensamientos mientras sean lo que son no guardan mayor importancia para el otro.

Ahora mismo, el ejemplo más vivo y por que no decirlo el más palpante es el del lector que lee las presentes líneas, sea por que tuvo tiempo o porque tiene el mejor habito de todos los tiempos el cual es el leer e informarse. Los ejemplos como el presente los podemos encontrar hasta en la sopa por no llamarlo de otra manera.

La gratuidad de una opinión no revela grandes avances de una sociedad, ni mucho menos grandes avances de un país en desarrollo. Simplemente revela lo necesario; es decir que todos tienen derechos y obligaciones, aquellos no se conciben sin los segundos y viceversa.

Debemos de guardar un respeto por las opiniones de otras personas. Debemos de ser tolerantes, la tolerancia es la base para que se forje una sociedad de avanzada en nuestro país.

Recordemos al respecto que la gran conquista que emprendió Atila el Huno la llevo gracias a la tolerancia que impartía como política publica dentro de su propia dictadura.

Se oye decir respetos guardan respetos, se oye decir que debemos ser tolerantes. Pero si yo te oigo a ti y tu no a mi todo lo dicho se desmorona.

La regla de la reciprocidad es necesaria de lo contrario dejaríamos nuestra naturaleza como seres sociales que hemos sabido ser hasta el momento.

No dejemos que nuestras opiniones sean calladas por lo que digan algunos y lo mas importante sepamos ser tolerantes por sobre todas las cosas; para de esa forma saber que el ser escuchado y el saber escuchar son la base de aquello que algunos suelen llamar democracia. Así que toma este breve tiempo para darte por enterado.


(*) PUBLICADO COMO OPINION EN EL DIARIO "LOS ANDES" EN FECHA 02 DE JULIO DEL AÑO 2010

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