Se suele decir que la historia tiende a repetirse, así como también que los malos ejemplos son los que usualmente copiamos; siendo por su naturaleza más fácil de asimilar y de quedar grabados en nuestras memorias.
Desde tirar un papel en la calle con el razonamiento de que nadie dirá nada, porque solamente es un papel. Hasta el pintar las paredes de formas nada artísticas.
Lo que ocurre es que si nos damos cuenta, lo que ocurre es que tenemos la errada idea de que es mejor dejar de lado y es mejor no tomar cartas en el asunto porque no es problema nuestro.
Consideremos que un llamado “mal ejemplo” es aquella acción o conducta que no es correcta o que no esta acorde a la moral o la ética de un determinado grupo de personas. Así un mal ejemplo es tirar la cáscara de una fruta por la ventana de un carro, otro sería el dejar caer un papel, caja, plástico etc.
Pero la gente nunca cambia, son los espacios de tiempo y lugar los que varían. Todos nos adaptamos por nuestras propias necesidades y por nuestras propias virtudes.
Sin embargo las cosas no siempre funcionan como deben ni cuando deben; ello sumado a la falta de buena voluntad de la mayoría de la población, es que no somos capaces a primera intención de distinguir lo bueno de lo malo.
Así también, creemos que nuestra idea de permanecer quietos y ajenos a los hechos nos hace bien; lo cual también es lo que llamamos un mal ejemplo. En tanto que no habrá una clasificación predeterminada de los malos ejemplos, es necesario precisar que los malos ejemplos quedan en nuestra memoria porque no hacemos nada por cambiarlos.
La palabra es “cambiarlos” y no es “tratar”, en tanto que la movilidad de las cosas y sobre todo de las conductas se dan por determinadas épocas y por determinadas circunstancias.
Dicho esto un mal ejemplo trae consigo la contaminación de nuestro medio ambiente, sea en la forma y fondo que se crea conveniente de citar y de reproducir. Un mal ejemplo no solo es observado, también es asimilado y debido a esto nos preguntamos ¿Quiénes están más propensos a asimilar y aprender de los “malos ejemplos”?, la respuesta es que todos nosotros.
En suma, encontramos “malos ejemplos” por donde quiera que podamos tener el tiempo de observar y darnos cuenta de que algo anda mal. Ahora sabes con certeza de que se seguirán reproduciendo, porque se seguirán tomando como “ejemplos” para cualquier acción que podamos tener para con nosotros mismos o para con otros.
Por ello estamos cansados de que las cosas se sigan repitiendo, de que las cosas no cambien para bien. Siendo así, empecemos por dar nosotros el ejemplo y aceptar que lo que vemos esta mal, y de que nuestra actitud hacia ello es peor.
Entonces llegamos a concluir que LOS MALOS EJEMPLOS SON MÁS DAÑINOS QUE LOS CRÍMENES.
* PUBLICADO EN MI COLUMNA PREGUNTA X PREGUNTAR DEL DIARIO "LOS ANDES" EN FECHA 16 DE SEPTIEMBRE DEL 2010.
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