Son interminables las conversaciones sobre quien fue, quien será o quien podría ser un mejor y hasta un buen gobernante. Hemos podido aprender esta “costumbre” desde nuestros padres hasta de la gente que siempre habla en las esquinas de las calles, normalmente angostas de nuestra ciudad, de todo ello hemos podido escuchar con claridad la mayoría de las veces que siempre encontramos un defecto o una mala costumbre de quien fue, quien será o quien podría ser un mejor y hasta un buen gobernante.
Tales conversaciones y, por así decirlo tales afirmaciones, causan un gran impacto en nuestro imaginario y en nuestro ideal; así hemos sido criados y se podría decir hasta en cierta forma que así hemos sido creados.
La costumbre de decir las cosas como las pensamos y la costumbre de opinar de nosotros mismos, que no siendo unos expertos tenemos algún tipo de conocimiento aunque sea pobre, pero por pobre que sea la idea o el conocimiento creemos que estamos en plena capacidad y con todas las aptitudes para poder dar nuestro aporte; que como es claro es más parecido a una queja.
De todos modos siempre hay algo que decir, siempre tenemos algo dentro de nuestros pensamientos, algo que nos inquieta. Pero debemos de tener en cuenta y en consideración que como no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que se dice es bien dicho; debido a ello debemos de despojarnos de las quejas.
Algunas veces hemos podido pensar que tipo de personas son las que dicen estas cosas y que tipo de personas son las que nos enseñan a decir estas cosas; sin embargo debemos de mirar no solo el problema, siendo así intentemos mirar y sobre todo analizar la situación y el entorno de cada frase.
Dadas las circunstancias es que cada frase pronunciada, y cada oración articulada encierra en ella mucho más de lo que a simple vista (o en este caso a simple interpretación) dice. Tras todo este análisis se genera una controversia, la cual pasa desde la esfera de pensar mal; es decir de realizar una interpretación muy ligera y con ánimos de ofensa, y otra que guarda relación con el nivel cultural de cada persona.
Se habla con frecuencia de que al momento de elegir y/o votar por determinado candidato “se elige de último momento”, lo que puede ser cierto si tenemos en cuenta la desinformación o la falta de interés; siendo ambos factores determinantes al momento de sufragar.
Considero que no es idiosincrasia, considero que es una enfermedad. Ello por las cosas que suelen pasar solamente en nuestro país, como la que mencione en las primeras líneas de la presente.
La fotografía que tiene nuestra sociedad en estos días es la de una masa de personas que siempre busca y actúa de manera individualista, una sociedad que siempre esta buscando algún defecto. Diversos estudios sociológicos demuestran que somos un “tipo de sociedad”, algo especifico, algo que nos hace únicos y nos diferencia de los demás.
Pretendamos que nunca hemos escuchado nada mal ni nada absurdo y pensemos que todo estará y será lo correcto; ya que todo depende de nosotros mismos.
*PUBLICADO EN EL DIARIO LOS ANDES EN MI COLUMNA DEL JUEVES 20 DE AGOSTO DEL 2010.
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