Somos muchos más que la mitad más uno
El 15 de octubre de 1999, la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires dijo ante los periodistas “este hombre no tiene límites morales. Él quiere hacer su negocio”. Por esos dichos fue querellada por Víctor Alderete. Los dichos se referían a la frustrada licitación de PAMI —a cargo de Alderete—, debido a la oportuna y exitosa impugnación de la Defensora del Pueblo. Días después, los periodistas consultaron a la Defensora sobre qué opinaba sobre el hecho de que Alderete la había calificado como “esa gorda comunista…”.
La defensora respondió: “¿Qué? ¿En serio dijo que estoy gorda?”.
La primera distinción que se hace desde el paradigma de la “ciencia médica” es la que existe entre personas con sobrepeso y personas obesas. Sin embargo, a la hora de definir esta diferencia, desaparecen todas las precisiones:
La obesidad es una enfermedad crónica, que se caracteriza por un exceso de grasa, que a su vez se traduce en un aumento de peso, que sobrepasa en un 15% el peso teórico, debido al aumento de las reservas adiposas. La obesidad es el trastorno más frecuente de las sociedades desarrolladas.
En otras páginas se da una tabla de cálculo que indica que se es obeso cuando —al menos en mi caso— el exceso de peso es del 50 % del peso ideal. Yo mido 1,78, mi peso ideal sería de 64 kgs. Yo peso 93, estoy al límite, pues con 96 kgs. sería obeso.
Para otros,
La obesidad es un exceso de grasa corporal que por lo general, y no siempre, se ve acompañada por un incremento del peso del cuerpo.
Aparentemente, para la Organización Mundial de la Salud, se utilizan la tabla de cálculo ya citada. Según esos cálculos, en mi caso, con 1,78 m. de estatura, se aplicarían las siguientes cifras [las cifras agregadas en relación a mi peso se agregan entre corchetes]:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25 [79 kgs.], y la obesidad como un IMC igual o superior a 30 [96 kgs.]. Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones individuales, pero hay pruebas de que el riesgo de enfermedades crónicas en la población aumenta progresivamente a partir de un IMC de 21 [67 kgs.].
Claramente, de medicina no entiendo ni michi, pero me parece que si yo pesara 64 kilos, no podría considerarse que ese es mi peso ideal. ¿Ideal para qué?
¿Cuántos somos?
Un extranjero que llegara a Buenos Aires y recorriera el Patio de Bullrich, fuera al after office de un bar como El Gran Danzón, y terminara cenando en un nuevo restaurant de moda en Palermo Soho, quedaría maravillado con la fina belleza de las mujeres argentinas, siempre tan seductoras como delgadas y elegantes.
Hace unos años, cuando la inmensa mayoría de los veraneantes en Punta del Este eran argentinas y argentinos, difícilmente se podría ver mujeres con sobrepeso en Playa Solanas al atardecer. Sin embargo, según esta nota del diario Clarín, las personas con sobrepeso somos el 60 % de la población:
“En Capital, Gran Buenos Aires, Corrientes y Catamarca, los encuestados situaron al sobrepeso como segunda causa de discriminación. Según el Ministerio de Salud, el 60% de los argentinos tiene sobrepeso, y la mitad de ellos son obesos”.
“El nivel socioeconómico encabeza los motivos de estas situaciones reales de discriminación (28,9%), seguido por el sobrepeso (19,3%), el aspecto físico (18,4%), la nacionalidad (14,1%), la discapacidad (‘a las personas pobres (81,5%), con sobrepeso (78,6%), portadores de enfermedades contagiosas (75%), con discapacidad (68,1%), y a las minorías sexuales (64,8%)”.
La particularidad de la discriminación que sufrimos los gordos es su altísimo grado de aceptación social. En este sentido, se ha señalado:
El gurú contra el «gordismo»
Curiosamente, el líder mundial del movimiento contra el «gordismo» es uno de los pocos que sí logró adelgazar. Paul Campos, profesor de Derecho de la Universidad de Colorado, bajó de 100 a 75 kilos gracias al «footing». De inmediato, su ánimo repuntó, pero no por tener mejor aspecto ni por subir las escaleras sin resoplar: en su opinión, el único motivo fue el chaparrón de elogios que recibió de sus conocidos. «Me sentí bien por el mensaje perverso que nos manda la sociedad: que ser flaco está bien y ser gordo está fatal», recuerda.
Tras relatar su experiencia personal, Campos se enzarza en un ardoroso discurso contra el afán de control de las «élites esqueléticas». Según él, los estudios científicos exageran los vínculos entre la obesidad y las enfermedades. Y, en todo caso, opina que los gordos no son responsables de sus genes, así que tendrían que estar tan protegidos por las autoridades como los discapacitados. «En realidad, la “gordofobia” es una forma socialmente aceptable de expresar tus prejuicios sociales, porque la obesidad es una enfermedad que afecta sobre todo a las clases bajas y a las minorías raciales».
En la práctica, Campos y sus seguidores exigen una ley como la que ya protege a las mujeres o los homosexuales. Y no es una idea tan estrambótica como parece: en San Francisco ya está prohibida la discriminación por motivos de peso. Allí, el movimiento contra la «gordofobia» despuntó en 2000 a raíz del anuncio de un gimnasio en el que aparecía un extraterrestre y el eslogan: «Cuando vengan, se comerán primero a los gordos». Indignados, los obesos de la ciudad montaron una sesión de aeróbic a las puertas del local con camisetas que rezaban «Cómeme». Poco después, el Ayuntamiento aprobó su pionera normativa, que, con más o menos celo, también se aplica en otros estados norteamericanos como Míchigan o Massachussets.
Según un estudio publicado en el Yale's Rudd Center for Food Policy & Obesity el año pasado , las mujeres obesas podrían recibir ingresos hasta un 25 % menores por su trabajo. También es menos probable que realicen estudios universitarios y que tengan menor cantidad de relaciones amorosas. Una encuesta, por otra parte, determinó que algunos kilos de más pueden reducir en un 20 % las probabilidades de que una mujer se case.
Eso es todo por hoy. Continuaremos.
* INTERESANTE POST DEL BLOG "NO HAY DERECHO" http://nohuboderecho.blogspot.com/2010/08/como-nos-discriminan-gordas-y-gordos.html
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