Víctor Ortega Vargas
Hemos sido testigos mudos y observadores pasmados de cómo se ha llegado a un nivel de prostitución del periodismo en la ciudad de Puno. Para los periodistas que si hemos sido formados académicamente y que gozamos del poder de llamarnos a nosotros mismos comunicadores, nos causa repugnancia y asco lo vertido por algunos medios de comunicación, que “so pretexto” de la libertad de libre expresión, venden sus conciencias al mejor postor, en este caso al mejor candidato.
Para nadie es novedad que algunos sujetos que por azar de la vida o por necesidad de ganarse el pan de cada día, dediquen sus vidas a mancillar el buen nombre de la profesión que con tanto esfuerzo ha costado obtener a los verdaderos comunicadores.
Esos traficantes de conciencias y vividores de los demás no tienen cabida en el mundo periodístico, ni siquiera merecen el honor de ser llamados periodistas, porque han convertido esta noble profesión en un vil oficio, un oficio del cual servirse así mismos, dejando de lado el verdadero fin del periodismo, que es el de servir a los demás de forma desinteresada y sobre todo con el fin de “rasgar” entre la mugre que significa el poder con tal de obtener la verdad y difundirla para que la población la conozca.
Mientras que estos sujetos inefables que no pueden ser llamados periodistas lucran con la profesión de “la verdad”, nosotros los verdaderos comunicadores estamos viviendo y siendo testigos del vejamen que le propinan a nuestra profesión, ni siquiera la tira de incapaces que conforman el también “puto” Colegio de Periodistas realiza algún esfuerzo por tratar de evitar que se siga vilipendiando nuestra labor, que si es ejercida con veracidad y que no se presta a servir al poder de nadie.
Esto sujetos acostumbrados a la “apretada”, a la “mordida” y al “favorcito político”, deben ser excretados por la cloaca por la que vinieron desde un principio. ¿Quién lo hará?, pues nosotros, ya es hora que los verdaderos comunicadores que no pactan con el poder levanten su voz de protesta y se manifiesten exigiendo que estos sicarios de la noticia dejen de ejercer nuestra amada profesión a favor de si mismos.
Nosotros, aquellos que no vivimos de rodillas esperando mamar la tripa del poder y que no tenemos el rabo de paja y que además no tememos bajar la cabeza ante nadie, debemos y tenemos el deber moral y profesional de señalar a quienes se han vendido por un pútrido plato de lentejas.
Los periodistas que firmamos a continuación rechazamos la forma repudiable en la que algunos “payasos” ejercen nuestra profesión, e invocamos a la población de Puno a unirse a nuestra causa, para deportar a estos traficantes, para que dediquen sus vidas a ejercer su trabajo en cualquier otro oficio, menos usando el periodismo, para manchar la imagen de los que verdaderamente sentimos esta profesión en nuestras venas.
Lic. VÍCTOR ORTEGA VARGAS- Periodista Diario Los Andes -Puno
Muy lamentable lo que se informa ... estamos nuevamente en los bajos niveles que marcó la mafia fujimontesinista a nivel mediáticos ... estemos atentos y denunciemos esos actos que denigran la noble profesión del PERIODISMO ...
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