A la frase de Catalina I de Rusia, quien fuera Zarina en los años de 1725 a 1727; nos atiene la causa de asegurar que un Estado de Derecho, en su sentido lato, conviene en varias reflexiones. Reflexiones tanto doctrinarias como filosóficas.
Una idea primigenia de lo que importa vivir y coexistir en un Estado de Derecho esta determinada por el orden jurídico, el mismo que irrogamos en todo nuestro comportamiento social y secular. Ya que, lo que se trata de aseverar es que con un Estado de Derecho se mantiene el orden de las cosas, y tener en claro las reglas y procedimientos con que se desenvuelve un estado, un grupo de personas, un territorio.
Dicho orden jurídico, determinado por la Constitución y Normas Supranacionales correspondientes es usada para mantener las fuentes de poder de un derecho vigente; al encontrar sustento en sus normas y sus leyes.
Teniendo en cuenta que el Estado de Derecho, esta compuesto por Estado y por Derecho; debemos tener en consideración, que la diferencia con un Estado Constitucional esta inclinada en su especie. Siendo que el Estado de Derecho es el todo, y un estado con mayores luces humanas y de raigambre constitucional es un Estado Constitucional; además de ello, se debe de señalar que las características del Estado de Derecho han permitido definir el sistema constitucional de la actualidad.
Al vivir en un Estado de Derecho y existir dentro del mismo, nos sujetamos a sus regulaciones, a sus procedimientos, y a sus maneras en los procesos; en la medida de lo posible. Dado que siempre existiría un abuso o acto no legitimo, el mismo que se podrá resolver de manera conciliada o judicializada; según se den sus circunstancias.
Como ya se ha dicho y escrito antes, dentro de la normatividad y leyes que contiene la constitución y las normas supranacionales, se identifica a la libertad como el derecho fundamental con más trascendencia; ya que de su conservación depende el ejercicio de los restantes. Derecho fundamental, la libertad, que dentro de un Estado de Derecho, se ve limitada por la conciencia, la justicia y el ordenamiento jurídico vigente. Debemos de tener a cuenta, que el Estado de Derecho se desarrolla en la época del liberalismo; siendo su surgimiento, una respuesta a un Estado absolutista, lleno de abusos e impregnado de irresponsabilidades.
En el Perú, la Ley y por sobre todo el Orden, deberían de primar ante cualquier situación; ya que hasta las convulsiones se sujetan a un Estado de Derecho. A fin de cuentas, la paz social se logra con orden, armonía y con justicia.